Lo que sucede en el Deportivo se asemeja a una película de ciencia ficción de simios. El Club más que Centenario no es un planeta muerto, poblado por monos subiendo y bajando del árbol del guindo. Muchas familias dependen de las empresas del “grupo Deportivo”, además del personal para cubrir las necesidades los días de partido. Deben tenerse en cuenta tales circunstancias y enfocar debidamente la situación para que muchas personas no se vean abocadas a engrosar las listas del paro. El tejido empresarial de A Coruña, sobre todo el hostelero, se resentirá si el Deportivo se ve obligado a cerrar la puerta. Todos nos jugamos mucho, por esa razón, el sentido común debe ser mas agudo que nunca.
Me llama la atención que la Administración Concursal del Deportivo no razonara conforme a Derecho los escritos presentados en el Juzgado, alegando justificadamente para que eran necesarios los doce millones embargados por la Agencia Tributaria-el razonamiento es un fundamento básico del Derecho-La prueba concluyente la aporta el Juez encargado del Concurso del Deportivo, en el auto dictado el día veinticinco de febrero. Valora los escritos presentados por el asesor jurídico del Deportivo y la Administración Concursal: “ninguno de los escritos razonan ni prueban la necesidad de los doce millones de euros más IVA para la continuidad de la actividad empresarial de la sociedad. El motivo radica posiblemente en que el razonamiento y prueba ya se aportó con respecto de los nueve millones de euros más IVA a los que se refería el primer otrosí digo. No obstante, los razonamientos realizados para justificar el ingreso de los nueve millones más IVA (principalmente la angustiosa falta de liquidez de la sociedad) no son desde luego aplicables a los doce millones de euros una vez que los nueve primeros millones se han ingresado. En efecto, debería haberse razonado la necesidad de la suspensión del embargo para el caso de que el primer otrosí digo se hubiese estimado”. Sin comentarios.
EL SABADO GANAR O GANAR
El sábado se podrá comprobar si lo sucedido en el partido jugado contra el Real Madrid fue un espejismo, o se apreciará la realidad de una plantillacomprometida con la permanencia en la categoría. Se agotó el tiempo de los jugadores, son ellos los que tienen la obligación de revertir la situación, otra cosa sería inexacta, el entrenador no mete goles y mucho menos la afición, bastante hacen animando a unas personas que carecen de identidad futbolística hasta la fecha. No creo en los jugadores, tengo razones poderosas para no creer en la plantilla, van de últimos en la tabla clasificatoria, es sinónimo de incapacidad profesional. Si hay una buena plantilla, que alguien con luces suficiente me diga porque no ganan partidos y juegan mal. Tampoco creo en el partido jugado contra el Real Madrid, es el de la gran mentira. La misma estampa la he visto contra el Barcelona, se dijeron todo tipo de epítetos y al final la ilusión se fue por la tubería del inodoro. Sucedió lo mismo contra el Málaga, habíamos encontrado a un mesías, cuatro partidos más, carretera y manta. Ahora se cansan los jugadores por el tute del nuevo entrenador, hay que ser profesionales dentro y fuera del terreno de juego, cuidar los entrenamientos invisibles y cuidar las comidas. Las derrotas de los últimos partidos de la era Domingos llegaron como premio a la mezquindad.
La credibilidad se gana sobre el terreno de juego, no en ruedas de prensa donde el mismo soniquete suena a burla: “Este partido lo vamos a ganar”. “Cambiaremos de chip”. “Le daremos una alegría a la afición”. “Todavía nos queda tiempo”, con la boca no se ganan partidos. Tienen suerte los jugadores del Deportivo por estar arropados por una afición con tanta paciencia, aunque esta se agota por momentos.
El sábado es el partido de la salvación, no queda otra que ganar o ganar. Comenzaré a creer en los profesionales del balón si consiguen los tres puntos, de no hacerlo, que no vengan con las tonterías que aún quedan partidos para salir adelante. Si no se gana el sábado, Riazor será un funeral, los jugadoresserán los enterradores de una ilusión.
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