domingo, 17 de febrero de 2013

¿Hay lugar para la esperanza?


Con alma y corazón digo que sí. La realidad se impone a los sentimientos. Quiero soñar, que mis sueños lleguen al lugar donde todo es posible, aunque el tiempo juega en contra de la ilusión. Viene a mi memoria el libro de Katherine Neville, “El Ocho”. Al Deportivo le quedan catorce movimientos para darle jaque al descenso, ocho partidos debe ganar, para ello, los jugadores se han encomendado a las tres virtudes teologales: Fe. Esperanza y Caridad. Fe es creer lo que no vemos y por lo no visto durante muchos partidos, mi fe está agotada. Esperanza en el nuevo entrenador, toda. Vázquez no va a marcar los goles que son necesarios para ganar los ocho partidos. El nuevo arquitecto de esta Torre de Babel, llamada Deportivo, no es el Nimrod que va a elevarla hasta el Cielo, aunque tiene capacidad para hacer que el equipo de la cara y no se la rompan, como viene sucediendo habitualmente. Caridad es lo que deben tener los jugadores con quienes pagan religiosamente para ver como los representantes de un sentimiento hacen el ridículo, un partido sí y otro también

Rezo a ese Dios que todo lo puede para que no yugule la ilusión de miles de personas que, por encima de todos los arietes que azotan las murallas del deportivismo, creen que aun es posible la salvación. 

Contra el Sevilla en la segunda mitad del partido, se abrió una vez más la puerta a la Esperanza, la segunda virtud, al comprobar un cambio con respecto a la primera. Supongo que los jugadores en la “caseta” recibieron una buena dosis de fernandina, lo que provocó que viéramos a un equipo serio, cohesionado, apreciando la calidad individual de los jugadores, sobre todo la de Riki. Espero que a partir del sábado podamos apreciar la realidad de Vázquez, a pesar que visita Riazor el Real Madrid, o simplemente fue el fogonazo de cambio de entrenador.

Despierto de mi sueño. Si antes del partido jugado en Sevilla era preocupante el panorama, ahora es tan negro como el chapapote del Prestige y comienzan las dudas de si el Deportivo será capaz de levantar cabeza. Los puntos que restan por disputarse permiten que todavía podamos depender de nosotros mismos. Sin embargo, los rivales no son excesivamente asequibles, hay que salvar el escollo del Real Madrid, de no ganar-en futbol todo es posible y se puede ganar-no debemos ser alarmistas, es lo peor que se puede hacer. Debemos confiar en la buena suerte que la ha faltado al equipo en muchos partidos, en el último y supremo esfuerzo del equipo comandando por un entrenador que conoce a la perfección al Deportivo. Si al comienzo de la Liga confiábamos en la aptitud de un colectivo, la situación en la que se encuentra no debe hacernos cambiar de criterio, anquen existen motivos más que suficientes para hacerlo. Los aficionados deben fabricar el último y supremo esfuerzo de confianza en el cuadro técnico y jugadores, que este se vea recompensado con la permanencia.
Los últimos años en Primera División se hacen llamamientos desesperados a la unidad de todos, a última hora los nervios se ponen a flor de piel, como estamos ahora, jugándose la permanencia a una carta. Nos quedan partidos no aptos para cardiacos, se da por bueno si se logra el objetivo, es necesario para el bien de todos. Recomiendo llevar pastillas a Riazor y doblar la asistencia médica en el Estadio

Cuando comencé a escribir el artículo no tenía Fe, me he dado cuenta que aun me queda un poco de Esperanza. La Caridad que la pongan los jugadores sobre el terreno de juego, pensando en los deportivistas que, en todo momento han confiado en ellos. No los pueden defraudar, la química debe ser perfecta en ambas direcciones, si es necesario que se inventen un nuevo fútbol. 

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