Se ha puntuado en los dos partidos de la era
Domingos, victoria y empate, lo que ha provocado en muchos deportivistas un
desbordado entusiasmo. Lo más sano que existe en el fútbol, sin lugar a duda
ninguna, son los aficionados incondicionales que animaron al Deportivo, saben sobreponerse a los malos resultados, el
equipo no está solo, siempre lo acompaña un nutrido grupo de deportivistas. La
afición está volcada con el equipo, en Riazor más de veintiséis mil personas de
media acuden a la llamada del sentimiento. Se formó una apretada piña,
manteniendo el ánimo firme contra las adversidades deportivas. Esta afición
tiene más que ganada la Matrícula de Honor.
Después de lo visto, tanto en entrenamientos y compitiendo,
no sé dónde poner el límite a un equipo que sabe conjugar lo que aprendió con
Oltra y lo que enseña Domingos. Lo cierto es que aún queda mucho trecho por
recorrer, esperamos una escalada rutilante en los próximos partidos, aunque le
empresa es complicada, se espera que los refuerzos Silvio y Assunsao, pedidos
por Domingos, el equipo pueda salir
adelante. El muro de la salvación aun no se otea en el horizonte, falta la
segunda vuelta. ¡Ojo!, no son buenas las
cuentas de la lechera, ni estar a expensas de combinaciones más o menos
complicadas, en las que tantas veces suelen asombrar a la calculadora más
precisa. El año que descendió el Deportivo,
se rompió el cántaro contra el Valencia en Riazor, un solo punto nos dejaba en Primera División.
Las combinaciones fueron tremendas y lo que parecía más difícil, se tornó imposible.
En A Coruña solemos pasar de la euforia a la desolación por la vía AVE. Un
traspiés basta para situar a los deportivistas en la legión de los
desilusionados, en especial, cuando se han entregado al deseado mesías llegado
de Portugal, esperando que realice
milagros.
El domingo el escenario estará en el estadio “Reino
de Navarra”, serán muchos los deportivistas que se acercarán animar al equipo, un espectáculo azul y
blanco en las gradas donde juega el
Deportivo de A Coruña, una simbiosis especial entre equipo-afición sin parangón
en España. Los aficionados saben sobreponerse a los malos resultados, el equipo
no está solo, siempre lo acompaña un nutrido grupo de deportivistas volcados con el equipo. En Riazor más de veintiséis
mil personas acuden a la llamada del sentimiento. Se formó una apretada piña,
manteniendo el ánimo firme contra las adversidades deportivas.
La ilusión es ganarle al Osasuna, empresa
complicada, aunque la gran verdad del partido y del Deportivo es que, dependen
única y exclusivamente de ellos mismos, de lo que sean capaces de realizar
sobre el terreno de juego del “Reino de Navarra”. Los jugadores tienen una obligación esencial, regresar de Pamplona con el billete marcado
con el número tres en el talego, son los puntos en litigio. El partido será un
importante test para valorar si es verdad que, los cuatro puntos conseguidos
forman parte de la mejora del equipo, o simplemente fueron fruto del cambio de
entrenador.
El Deportivo compite dos campos de juego: Liga y Concursal.
Es momento de ventajistas o pescadores de rio revuelto, que abundan-como los
perros de la guerra-en el mundo del balón. Ha aparecido una pléyade de
visionarios, pontifican que “esto” iba a
finalizar así. Cuando se viajaba por Europa, o se ganaban títulos, la caja de
la empresa era lo más importante. Llegaron las vacas flacas, el Deportivo no
tuvo un José que vaticinara lo que
iba suceder, ahora es fácil ser adivino.
Todos esperamos que el melón se abra para conocer la verdad,
sin tapujos, ni ficciones, de la situación económica del Deportivo. Algunos están
blandiendo en su mano la temida espada de Damocles sobre la cabeza de Lendoiro,
para cortársela.
Los aficionados junto a los jugadores y cuerpo
técnico-pese a algunos agoreros, del “cho digo eo”-no van a arrojar la toalla
de la rendición. La antorcha del deportivismo ilumina como la misma claridad de
los haces de luz de la torre de Hércules, muy alta, enhiesta y humildemente
desafiante contra todos aquellos que, quieran cercenar con la misma espada, que
pende sobra la cabeza del presidente, el sentimiento de miles de personas.
Cuando se tiene la cabeza a pájaros, hay que
andarse con pies de plomo y llevar la corbata con un buen nudo, el melón
pudiera ser que no estuviera tan podrido por dentro, como desean muchos
catedráticos del saber deportivista y todólogos, para pontificar contra el
presidente. Si no está podrido dirán: Joer que listo es Lendoiro, lavó todos
los trapos sucios a mano. ¡Manda carallo! con los todólogos .
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