Por bien que rueden las cosas, el fútbol es un deporte cambiante, mil y una circunstancia truecan lo sublime en ridículo y viceversa. El ejemplo palpable se ha comprobado el pasado sábado. Al finalizar el partido, los tres puntos quedaron en A Coruña, salvo un cambio en el once inicial, los jugadores convirtieron al entrenador entrante en un mesías, demonizando inconscientemente al cesante. Sobre el terreno de juego evolucionaron de otra manera, el “sello” de Domingos se dejaba apreciar, sobre todo en intensidad defensiva. No es momento de hacer comparaciones y menos aun de cuestionar si los interiores corrían más o menos, o si bajaban con la misma rapidez que los cangrejos cuando tenían que defender. Es tiempo de pensar en positivo, el equipo puede y debe eludir los puestos de descenso, es su obligación devolver a los aficionados con puntos lo que, estos les dan jornada a jornada. El próximo partido es de suma y sigue, puntuar es lo que importa.
LENDOIRO Y ALFRED HITCHCOCK
No se quien es el verdadero rey del suspense, si el célebre director de cine británico o el presidente del Deportivo. Desde hace diez días, según palabras de Lendoiro estaría presentada la documentación en el Juzgado de lo Mercantil, para acogerse a la Ley Concursal. El misterio se cierne sobre el Club coruñés, no sé si será hoy, mañana o nunca. La situación creada por el director del hacer deportivista, podríamos enmarcarla en un thriller psicológico, con toques de suspense y pinceladas de cine negro. Lendoiro es un auténtico maestro del regateo, mantiene en vilo a la parroquia deportivista, como hacía con sus películas el director británico. Cuando parecía que club, hace mas de veintitantos años podía desaparecer por las cuantiosas deudas, Lendoiro se enfunda en el buzo de trabajo y el Deportivo consigue el ascenso de categoría, con misterio incluido-¿Quién plantó fuego al tejado de Preferencia?-después de más de veinte años deambulando, como alma en pena, por el pozo de Segunda División. Comienza la época dorada del Real Club Deportivo de La Coruña. Un palleiro no se hace sin palla, por esa razón hubo que invertir en jugadores. ¿O es que no sabíamos que el Deportivo estaba haciendo sacrificios económicos para llegar a Súper?. En las tardes de vino y rosas se miraba hacia otro lado, no preocupaba de donde podría salir el dinero para fichar jugadores de contrastada valía técnica, que permitieron jugar cinco años consecutivos la Champios, ser Campeón de Liga, o ganar en dos ocasiones la Copa del Rey, o las Supercopas. Quizás por las ayudas prometidas, que nunca llegaron, la deuda que ahora tiene el Deportivo, no sería tan elevada. Es fácil hablar a toro pasado, de mala gestión. Las grandes empresas de la ciudad le dieron la espalda al Real Club Deportivo de La Coruña, no así en Bilbao, por citar un ejemplo. La hinchada bilbaína podrá no ser la mejor de la piel de toro, como lo es la del Deportivo, pero si la que los tiene mejor plantados dentro del escroto, cuando se trata de apoyar al equipo en todas las facetas.
Ni el maestro del suspense Hitchcock sería capaz mantener en vilo a los espectadores, como lo está haciendo el presidente del Deportivo con los deportivistas. Lendoiro da la sensación que es una persona compleja, con contradicciones, capaz de urdir una trama semejante a un rompecabezas. Lo conozco desde hace muchos años y puedo decir, sin temor a equivocarme, que es todo lo contrario. Sabe lo que hace, aunque no comparta algunas de sus teorías.
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