jueves, 2 de agosto de 2012

Un equipo en construcción, sin lonas en Riazor

La derrota del pasado domingo en el trofeo Emma Cuervo, sirvió para que los catedráticos de la palabra, pusieran a funcionar su mordaz maledicencia, propagando a los vientos del Cantábrico que, no había equipo. Alguno incluso se atrevió a pontificar: con estos mimbres no se confeccionan cestos. Se pudieron apreciar las carencias del equipo y sobre todo, un buen aviso a los enamorados de la cantera. Por lo visto en los partidos jugados, en el Fabril, de momento, no hay mirlos que puedan volar con la camiseta blanca y azul de los mayores sobre el césped de Riazor. Los partidos de pretemporada sirven para que el entrenador vaya corrigiendo lo que no le gusta, apreciando virtudes y defectos de los incorporados a la plantilla-al resto de jugadores los conoce de atrás-y observando de primera mano a los jóvenes talentos de la cantera.
Antes de dar comienzo del partido correspondiente al LXI trofeo Emma Cuervo, sobre el terreno de juego del campo de fútbol “Pepe Barrera” de Ribadeo, estaba la olla a punto de bullir. La prolongada conversación entre José Luis Oltra y Ernesto Bello concitaba el interés de los aficionados, estos hacían todo tipo de conjeturas: ¿estarán hablando de nuevas incorporaciones?. ¿Sabes algo? “Se comenta en Portugal que vienen dos jugadores del Benfica“. Al ver la animada charla entre entrenador y director deportivo, mi compadre, Carlos Muiños puso la parabólica, casi preña por oreja al escuchar: vienen hoy. Blanco y en botella, a ritmo de estudiantina portuguesa, viajaban hacia A Coruña, dos refuerzos del ejercito de Mendesrramán I
Comienza el partido, el Depor no daba una a derechas, un espectador increpó a Jesús Vázquez. Desde la fila superior otro aficionado enfundado en la nueva camiseta del Deportivo-preciosa por cierto-le dice que baje a jugar él. Enfadado el primero, arranca un aturuxo, respondiendo: Mamón, el público no juega. Un poco de revuelo, sin mas, el espectador increpado se llamaba Ramón, miró hacia el interlocutor y espetó: ¿de qué carallo me conoces?. Tenía razón, el público paga, pero no juega. En el banquillo, el entrenador movía los brazos, parecía que de un momento a otro iba a despegar, traba de corregir posiciones, soltaba algún que otro pecado venial. Quedó patente que a Oltra no le gusta perder ni a las chapas, es competitivo, incluso cuando juega partidos entre amigos. Su mirada fulmina al jugador que no da la talla sobre el terreno de juego, incluso en los entrenamientos, se escucha su voz desde la grada del Mundo del Fútbol, durante los mismos, les mete caña a los jugadores, incluso les obliga a patear fuerte para apisonar con los pies, los bien cuidados terrenos de Abegondo.
El lunes me entero que la conversación era para comunicarle al entrenador que, habían cerrado definitivamente, el día anterior por la noche, en una opulenta cena de nécoras al santo y seña, con postre de tarta de plátanos, acompañado los digestivos de música de fados, convirtiéndola en una escena bucólica de marisquería y frutería, para concretar las cesiones de dos jugadores lusos de amplia proyección futura. El adestrador dio su conformidad a las nuevas incorporaciones, tenían el perfil solicitado, quería que los nuevos fuesen jugadores iniciados en la materia, no profanos jugando en la basílica de los misterios
Era necesario que las llegadas se produjesen cuanto antes, las carencias fueron manifiestas en Ribadeo. El comienzo de la Liga está al caer, faltan solo diecisiete días, por esa razón el entrenador apremiaba la incorporación de los jugadores solicitados en las demarcaciones que flojeaba el equipo coruñés. Llegó el tan deseado delantero, a partir de ahora, a volar la imaginación, deseando que todos los “prestados” ofrezcan tardes de gloria. En tiempos de crisis, el talento es lo que se valora y Lendoiro, guste o no, tiene dabondo, aunque será denostado por el grupo de incondicionales “cabreados con el presidente“, el trabajo que está haciendo esta temporada. El cestero dispone de mimbres más que suficientes para hacer un buen cesto, no tiene disculpas, ahora solo desear que la pelota entre en la portería contraria y cumplir el objetivo, que no es otro que, la permanencia en Primera y volver a repetir la victoria mas glamorosa de la temporada, en un estadio donde la lona no pudo bailar en el derbi de Segunda y los tres puntos volaron hacia el faro iluminado de la torre de Hércules



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