jueves, 23 de mayo de 2013

Preludios de la gran final

No sé si vivimos en el país de los idiotas, Peter Pan, Alicia o en la barriga de la ballena que se tragó a Jonás. El Real Club Deportivo de A Coruña se juega el partido más importante de los últimos cincuenta años y el tema estrella de la semana es el comportamiento de Nelson Oliveira cuando metió el magnífico gol e hizo un gesto reprobable a los aficionados.  El fútbol se juega  cada siete días, quien hoy es un villano, el próximo partido puede un héroe. Todo a su debido tiempo, ahora es momento de sumar sinergias para encarar los dos últimos partidos. Aunque los aficionados no meten goles, eso corresponde a los jugadores, son el motor del resurgir del Deportivo. Dejémonos de milongas, ni de catedráticos pontificando cuales vulgares papanatas, que si el Málaga es débil por esta banda o por la otra, lo mismo hicieron en la previa contra el Real Valladolid y los tres puntos quedaron en Pucela. Demasiado bocazas ejerciendo de entrenadores con amplio autoparlante-hay que tener cuidado con vocales y consonantes-mediático, para lucimiento de bobos e incultos.  El fútbol es un fenómeno social y un negocio, donde la Prensa ejerce un papel importante. Los “críticos” deportivos, igual que el resto de los especialistas,  somos personas enteradas en mayor o menor medida de lo que se cuece dentro y fuera, para eso nos pagan, exponemos nuestro honrado criterio sin maniqueos ni manipulaciones, aunque es cierto que en fútbol, es difícil tener una objetiva imparcialidad. Los impulsos emocionales, a mi me sucede con el Deportivo, juegan un papel importante a la hora de analizar algunos lances del partido, mi encendido entusiasmo no me permite tener siempre objetividad, afectado quizás por  misteriosos registros emotivos.

Son muchas las cuestiones a analizar cuando finalice la temporada, incluso conocer si entre ellas  el Deportivo es viable o no, sin milonguear con el número de abonados, dada la intolerancia de algunos acreedores.

Me he llevado una agradable sorpresa cuando me entero que el Deportivo era subscritor de La Voz de Galicia, dejó de serlo por un auto del juez de lo Mercantil. Tenía la plena convicción que, dada la guerra cainita entre las partes, tal suscripción hubiese sido cancelada por el presidente. Más de sesenta años de matrimonio, que la Justicia rompió para evitar gastos superfluos.  La Voz de Galicia no se compraba en las empresas del Deportivo y sin embargo, no faltaba en la Plaza Pontevedra. El respeto por parte de la entidad Centenaria, a lo que representa el medio de comunicación en la sociedad gallega, quedó patente ayer. Supongo que como yo, muchas personas habrán pensado lo mismo, que Lendoiro había mandado suspender la suscripción.

No voy hablar de la situación institucional, ni del craneoteco que en el “ambigú” del Mundo del Fútbol se le ocurrió poner el día de la fiesta del fútbol base, precios de cafetería con amplias vistas a la mar de Riazor y Orzán. Flaco favor le hacen al Deportivo y por ende a su presidente, los que de hostelería saben lo justito.

El domingo  antepenúltimo partido, puede decidir una Liga y el devenir de una entidad con más de ciento seis años de historia. Seria acojonante conseguir los tres puntos en Málaga, el éxtasis correría por A Coruña como si se tratara de un bacanal romano, agarrándose racimos de apasionados aficionados a las ubres de la salvación. El equipo debe salir desde el inicio a por los tres puntos, que no suceda como en Pucela, los jugadores  solo gastaban fuerzas en temblar, un temblor agónico que contagió en las gradas a los miles de aficionados que se desplazaron a Valladolid. El pasado domingo contra el Español vimos a un Deportivo-jugadores-con garra y ganas de revertir la situación y llegar vivos al partido que jugará el equipo el domingo. Hay vida y esperanza, la fe se da por descontado.

Es momento de soñar sueños sosegados, de pensar en Deportivo, que se puede conseguir la salvación y todo gracias a Fernando Vázquez, ha devuelto la ilusión a los aficionados y salvado el culo  a más de cuatro. El Deportivo concita apasionados sentimientos, sobre todo en la juventud, son el futuro, por ello quieren que el equipo juegue el próximo año en Primera División. Se lo deben los jugadores.  

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